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La izquierda crece en Guadalajara: el momento de un perfil con historia

  • Foto del escritor: Agencia Metropolitana De Guadalajara
    Agencia Metropolitana De Guadalajara
  • 10 oct
  • 3 Min. de lectura

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El reciente destape de José Luis Sánchez González, diputado federal del Partido del Trabajo (PT) por el distrito 13 de Jalisco, durante su primer informe legislativo el 20 de septiembre, no solo confirma su aspiración a competir por la presidencia municipal de Guadalajara en 2027. También simboliza un viraje dentro del bloque de la Cuarta Transformación (4T): la búsqueda de un liderazgo auténticamente identificado con la izquierda, capaz de unir a un movimiento que, en la capital jalisciense, ha crecido de forma sostenida pero aún no consolida su hegemonía.


En Guadalajara, los números demuestran que la izquierda ya es competitiva. En la elección pasada, Verónica Delgadillo (Movimiento Ciudadano) obtuvo alrededor de 317 mil votos, mientras que José María “Chema” Martínez (Morena) alcanzó 295 mil, una diferencia de apenas 22 mil votos. En un contexto donde la maquinaria naranja se enfrentaba a la división del bloque progresista, ese margen estrecho muestra que el crecimiento del voto de izquierda es real y que, con un perfil unificador, el 2027 podría significar la alternancia en la Perla Tapatía.


Ese perfil podría ser el de José Luis Sánchez, un político de trayectoria dentro de la izquierda orgánica, formado en la lucha social y cercano a las causas que dieron origen al proyecto obradorista. Su carrera legislativa refuerza esa identidad: ha impulsado iniciativas como la nueva Ley de Carrera Judicial —para profesionalizar y transparentar el sistema de justicia—, la Ley Orgánica del Poder Judicial Federal, la reforma a la Defensoría Pública, la protección constitucional del maíz nativo, y propuestas en materia de educación ambiental y bienestar animal. Todas ellas mantienen un hilo conductor: fortalecer derechos y reducir desigualdad desde la legislación.


A diferencia de otros aspirantes mencionados en el entorno de la 4T —Mery Pozos, Carlos Lomelí, Alberto Uribe y María Padilla—, Sánchez representa una izquierda con raíces, no de coyuntura. Pozos y Padilla pertenecen a sectores institucionales de Morena con presencia territorial, pero carecen de consenso interno y enfrentan resistencias entre grupos militantes que las asocian con el aparato más burocrático del partido. Lomelí, pese a su posicionamiento mediático, arrastra un historial de divisiones y desgaste político; mientras que Uribe, con pasado en Movimiento Ciudadano y vínculos con estructuras de centro, no logra convencer a los cuadros tradicionales del movimiento obradorista.


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El riesgo es claro: una candidatura sin arraigo ideológico o sin cohesión interna podría fragmentar a la base progresista, dejando el espacio abierto para que Movimiento Ciudadano conserve el poder municipal en 2027. En cambio, un aspirante con identidad sólida dentro de la izquierda, como Sánchez, puede articular la estructura morenista, la militancia del PT y los sectores sociales que hoy demandan representación sin simulación.


Guadalajara ha cambiado. Las generaciones jóvenes y los sectores medios, históricamente apáticos, comienzan a mirar con simpatía propuestas ligadas a la redistribución social, el transporte digno, la vivienda asequible y la participación ciudadana. En ese escenario, un liderazgo con discurso social claro, capacidad técnica y credenciales de consistencia política puede ser determinante.


El PT, que durante años fue un acompañante secundario dentro del bloque progresista, podría convertirse en catalizador del voto de izquierda si logra posicionar una candidatura con perfil ciudadano, pero con respaldo de base. José Luis Sánchez tiene a su favor su trabajo en el Congreso, su presencia en colonias del oriente tapatío y su conexión con colectivos sociales que han sostenido causas ambientales y de derechos humanos.

Si Morena se decanta por un perfil externo o dividido, el electorado de izquierda podría fragmentarse. Si, en cambio, el bloque progresista respalda una figura con historia dentro del movimiento —que hable el lenguaje de la gente, que conozca los barrios, y que tenga autoridad moral en la causa—, Guadalajara podría presenciar la primera victoria de la izquierda unificada en su historia moderna.


El 2027 no solo será una contienda electoral. Será una prueba de autenticidad. Y en ese terreno, José Luis Sánchez González representa algo que sus posibles contrincantes aún no logran encarnar: la posibilidad de que la izquierda gobierne por primera vez Guadalajara.

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